miércoles, 30 de mayo de 2012

Imagino que soy








Imagino que soy gorrión saltando de rama en rama,
que soy tarro de cristal lleno de lágrimas.
Imagino que soy mundo al que le nacieron canciones,
que vivo, flor cortada sumergida en agua. 
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Imagino que soy,  entre pasado y presente
un equilibrio que a veces, sin darme cuenta destierro,
proposición de escritura desde algunos vacíos,
que ni entonces ni después quiero. 
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Se me agarran las letras rimándome versos que nadan,
entre el mar profundo, olas contra rocas golpeadas
y río de amplios meandros,
cortas pendientes y extensos remansos. 
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El río, el mar, sendero y final,
caballo de batalla que a galope continúa
en cadena perpetua y extraña libertad.
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viernes, 25 de mayo de 2012

La sabana de tu piel





Te he recorrido de palmo a pie,
como un niño que por nuevo,
el juguete pedido hace tiempo investiga. 
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Roza tu pecho mi mano extendida
y mis dedos caminan
en la maraña que en tu abdomen crece.
Tu piel calmada sueña seducida
en el manantial de mis cálidas fuentes. 
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Te riego nutriendo a los árboles de tu sabana
mientras los leones se pasean dueños
entre cojines de viento y de hierba, almohadas. 
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Duermen tranquilos, tardía la siesta
que divisa futuros encuentros.
Rugieron los cuerpos, reposo entre sábanas.
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sábado, 19 de mayo de 2012

Hormigas del presente






Las hormigas se persiguen entre las baldosas de la acera. Pequeños habitantes de un mundo diminuto en el que soy mirada. Los chicos juegan con la manguera abierta mientras limpian con jabón sus piraguas. 

Los tamarindos en flor bambolean las ramas a expensas del viento dueño de sus instantes. En un jardín, un gorrión planea sobre unas altas briznas de hierba. El juego de sus alas con el aire me traslada al presente más hermoso. 

Últimamente escribo poco. El presente me lleva y me dirige pleno, saciado de senderos a veces, muy alegres, a veces con un punto de incertidumbre que me provoca sensación de agobio pero que en brevedad, vuelve al cauce por el que se mueven mis adentros. 

No llego a encontrar tiempo para hacer muchas cosas que hacía antes y me obligo a adelantar movimientos cuya presencia obliga a que surjan otros. He comprado flores para arreglar el balcón… Sacaré el momento para plantarlas. 

Caigo rendida cada noche, con el tiempo prácticamente organizado para el día siguiente. Resulta curioso cómo va cambiando la vida sin modificar mi entorno, mi familia, mi trabajo y mi rutina. Se suceden situaciones distintas. 

Maneras de vivir, formas de sentir el presente donde una pequeñita hormiga dando un paseo sobre las baldosas de la acera, encuentra en mi mirada, su público.






domingo, 13 de mayo de 2012

Malas noticias




Al abrir la puerta para entrar en la habitación, la encuentro llorando. Un rato antes, habíamos estado bromeando sobre la comida que les traían a su marido y a mi padre desde que habían ingresado. 
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Con los ojos amarillos, su marido ve sin mirar lo que le rodea. La noticia les ha golpeado como si una ola hubiera penetrado en el interior de sus vidas, anegándolo todo. Dice que le gustaría gritar. Un grito fuerte y penetrante. Más calla. 
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 Me viene a la cabeza el más hermoso de los versos que pudiera ofrecerle. Tras la ventana el monte rinde homenaje a una calurosa mañana de mayo. 
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“Mira por la ventana y disfruta de lo que te ofrece esa verde hierba que brilla bajo los rayos del sol. Vive todo lo que te rodea.” 
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Sólo soy una mera espectadora en un terrible instante, en un primer momento de angustioso agobio y desasosiego. ¿Qué habrá venido después? Puedo imaginarlo pero no vivirlo. Ahora en casa, cierro los ojos y parece que siento la tristeza, la impotencia y la incertidumbre que les ha visitado de repente. 
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Hace tiempo que me di cuenta de que la salud estaba por encima de otras muchas cosas. Muy por encima. Y que había que renunciar a algunas de esas cosas por preservar la salud que necesitaba para sentirme bien. Pero también siento, que pese a renunciar, la vida puede presentarse injusta y dueña de crueles situaciones donde el mundo parece abocado a la desesperanza más sublime, arrastrando la razón al olvido. 
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La he sentido frente a mis ojos en otras personas y no puedo dejar de pensar en ello. Es triste…






lunes, 7 de mayo de 2012

A la vergüenza, desplante









Mi coche parado en la carretera
ante un semáforo que la luz roja luce,
mirada que con la gente que pasa, juega
una mañana de miércoles a las doce. 
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La puerta del quiosco está abierta
y de su blanca superficie cuelgan
de moda y cotilleos, revistas
que la vida de adinerados famosos cuentan. 
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Tebeos y crucigramas vende la tienda,
periódicos de certeras noticias cruentas,
donde cientos de batallas y contiendas
las hojas a través de las letras llenan. 
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El quiosquero, en su cabeza lleva
unos cascos que música le traen.
A ritmo se mueven sus pies y manos
entre momentos que le oferta el baile. 
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Ríen a tiempo saltando sus piernas,
moviendo el cuerpo y agitando el aire,
mi sonrisa de oreja a oreja dentro del coche
por colocar a la vergüenza, desplante.
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