sábado, 28 de septiembre de 2013

Orgulloso de ti


 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hablas de escucha,
susurras sobre la humildad.
Y yo te pregunto el por qué de las burbujas
que salen volando de tus labios. 
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“Tengo que aprender a escuchar con calma
y a trabajar contra mi orgullo.” 
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Tus palabras me sorprenden
y me inundan gratamente. 
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Al final de nuestro encuentro,
un abrazo nos une,
mientras los ojos de ambas
se sacian en agua y gimoteos. 
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Y me surge la poesía,
cada vez que cierro los párpados
sintiendo lo vivido.
Y me abraza la poesía
porque al verte laborar así
es mi orgullo el que crece,
orgulloso de ti.
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miércoles, 11 de septiembre de 2013

¿Distintos?













“Tratamos a los demás cómo queremos que nos traten.”

¿Es cierto? ¿O tratamos según nos tratan?

En la primera opción se podría sentir que somos nosotros mismos. Siendo así la elección puede llevar a realizarse, a sumar una serie de acciones que confluyen en la unicidad de cada persona, en hallar ese punto de éxtasis en el que todo fluye alrededor y en uno mismo.

En la vida se interactúa con cientos, miles de personas a lo largo de la existencia. Por lo tanto, también habrá que tener en cuenta, la unicidad del otro, del quien se tiene enfrente y en el que también vive ese punto de éxtasis en el que todo fluye.

El problema surge cuando lo que para uno es básico no lo es para el otro, lo que para uno es primordial, para el otro no lo es. Entonces… ¿en qué basamos el intercambio de experiencias?

Con el tiempo,  podría decirse que se halla una adaptación al entorno, un comprender hasta donde se puede llegar según las relaciones existentes. Habrá personas con las se puedan compartir intensas experiencias y otras con las esas experiencias tendrán que limitarse a pequeños espacios de intercambio.

Porque al final se termina llegando a la misma conclusión. ¿Con qué personas podemos ser nosotros mismos? ¿A cuáles podemos enseñar hasta la más íntima de nuestras inquietudes?

A aquellas que saben respetar nuestros límites, sin lugar a dudas. Pero habrá que tener siempre en cuenta sus límites, pese a no tener nada que ver con los propios.

Así que debiéramos tratar sin sobrepasar límites, con la condición de que recibir lo mismo. Esa unión, esa orilla en la que el agua se entremezcla entre piedras o entre granos de arena.
 
¿Distintos o parecidos?
 
  
 

 
 
 

jueves, 5 de septiembre de 2013

La tarea del verano


 
 
 
 
 
 
 
 
 
El agua ha retrocedido dejando a su paso pequeñas conchas rotas, trocitos de nácar, caracolillos habitados por anacoretas cangrejos.

Y ellos, duendes paseantes de la orilla, toman ese regalo abandonado por las olas marinas, como su labor veraniega.

Se agachan sobre la arena, seleccionando y recogiendo todo aquello que acaricia sus ojos y su ilusión, intacta por la corta edad que les vive dentro.

En casa, su nuevo destino donará a los dones salados esa especial sonrisa que sacia las almas de los pequeños. La de ser un secreto para guardar en una cajita conquiolinas divinas, como si hubieran hallado un tesoro.  Un tesoro con olor a mar.