Mi primer día de vacaciones. Tomando antibiótico. Me salen los mocos por las orejas. Afónica después de haber hablado demasiado los últimos días. Durmiendo mal porque no puedo respirar por la nariz. Consumiendo ibuprofeno debido al dolor de cabeza.
En casa, resguardada de la lluvia que cae del cielo. Me gusta observar detrás de la ventana y mirar al alero del tejado de enfrente porque se aprecia mejor la cantidad intermitente de agua que riega la tierra. No tengo ganas de escribir poemas. Sólo dejar fluir el ahora mismo y descansar. Estoy apoyada en la silla con ruedas mientras tecleo estas letras. He terminado agotada. Demasiada intensidad en el trabajo.
Últimamente he realizado cambios respecto a mi forma de comportarme con parte de mi entorno, después de descubrir que una contractura muscular que arrastro hace cinco años, se debe a tragar situaciones que me hacen daño. He dejado de ir a correr y ahora me dedico a estirar y relajarme mediante el yoga.
Cada persona es un mundo único, ni mejor ni peor, único e irrepetible. Con los años vas cambiando, para acomodarte a lo que va surgiendo, para ir sobreviviendo junto a gente que va haciendo lo mismo que tú. Cambiando y acomodándose a lo que surge. Uno vive como entiende que lo debe de hacer, no como lo entienden los demás. Pero si algunos comportamientos que otros consideran normales no lo son para uno mismo, es en cierta manera absurdo seguir sonriendo y poniendo buena cara a todas horas.
Hace años no entendía que era lo que me perjudicaba a nivel emocional. Ahora sé lo que es y creía que con ello, iba a ser suficiente para sobrellevarlo. Pero tener una contractura que después de las últimas pruebas me confirma que todo viene de ahí… Hay veces que no puedo mover el brazo del dolor que tengo en el trapecio y se me duerme la mano.
Creo que no es justo sentirse así, por personas que después de soltarte el chiste diario se quedan tan panchas, por personas que sobrepasan una y otra vez mis límites sin importarles un cuerno como yo me sienta, por personas que duermen con sus conciencias tranquilas…
Soy yo, ante quien me cuenta sus problemas. Soy yo, ante quien me abre su corazón. Soy yo, ante quien no está continuamente tratando de hacer chistes de la información que recibe sobre mí. Soy yo, ante quien me respeta.
He aprendido que un cierto nivel de egoísmo en la vida es bueno, porque darlo todo sin pensar en las consecuencias puede anularte completamente y resultar perjudicial y terriblemente nocivo. Y en este caso este egoísmo sano por el que voy a luchar es el de relacionarme lo menos posible con esos comportamientos que me perjudican, con esos comportamientos dañinos para mi salud.
Recordando esa reflexión de hace tiempo……. NO SOY DIOS NI UNA PIEDRA.