Viviendo tu vida, vivo el presente.
De la rutina me mueven tus pasos.
Con la poesía de la existencia,
escriben tu camino.
Hoy comienza una parte de tu destino
y yo, deseo dibujarlo sintiendo
el poema adulto de esos tempranos años.
.
Te observo temblar.
Parece que la piragua no te pertenece.
Es el miedo que se tambalea en tus manos
mientras juegas con el bamboleo del cuerpo,
rodeado por la humedad que te abraza.
.
Te animo en la salida.
Esperas a que el inicio de los demás se aleje
para no arruinar el tuyo.
Has acertado en la idea de que hoy
la prioridad consiste en terminar.
Siguiendo tu imagen alejándose por el muelle
me brotan desde dentro los versos más bellos.
.
A la vuelta, me encuentra tu esfuerzo,
sin pestañear,
ofreciéndote mis ánimos de nuevo.
.
Junto a una boya, tu piragua vuelca.
Te ofrecen dirigirte a la descansada orilla,
pero sólo pides ayuda para reiniciar la marcha.
Llegas al inicio del reto, el último
mientras ganas en lo que ansiabas.
.
Has terminado la carrera,
luchando con todo lo que dependía de ti.
Te aclamo en tu triunfo,
en agradecimiento al presente por rimar en tu vida.