Imagina una
distancia tan larga como el tiempo. Imagina que el tiempo es un amigo en el que
puedes depositar encuentros, en el que las cajas de promesas siguen llenas.
En esos momentos
donde las esperanzas eran dueñas de la mente, la niñez se divertía jugando a
descubrir nuevas aventuras. El pajarito inglés formaba parte de los juegos. Los
cromos y el chicle eran entretenimiento en las manos y la boca. Las canicas de
colores saciaban las tardes mientras acariciaban sus redondeces y en cada
amanecer, en cada día se soñaban distintos sueños.
Estos días de
Navidad formaban parte de los hallazgos más hermosos. Las luces en las calles,
los árboles se llenaban de guirnaldas y las esquinas se iluminaban con las
caras de los más pequeños.
Esas caras que
representaban la inocencia misma incorporada a toda esencia llena de esperanza
mientras pajes y reyes repartían alegrías y caramelos…
Recuerdos que en
si mismos son, sin duda, parte de uno, caramelo cuya dulzura aún se siente.
Recuerdos, como
éste que ofrezco esta Navidad. A veces un miedo a que te llamaran a salir del
grupo, otras veces, polvo blanco manchando la ropa y las manos…
Pero el más
bonito, ese en el que pintabas el txingo en el suelo, o ese en el que al entrar
primero en clase, agarrabas la tiza y te dedicabas a colorear la pizarra para
después borrarlo corriendo antes de que viniera el profesor, o ese en el que
pintabas en las paredes el nombre del niño o la niña que te gustaba.
Hoy ofrezco
recuerdos, magia y vida. La que quiero dejar que se agarre en la tiza que toma
tu mano para que escribas lo que más desees sobre la pizarra que todo lo
siente. Un cariño, una cita… Sólo falta que elijas lo que tú quieres escribir
el resto de los días de tu vida…
FELIZ
NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2014.
Y
SALUD, MUCHA SALUD.