miércoles, 25 de enero de 2012

La luz es más antigua que el amor










Al comprar un libro adjuntaron un marca páginas al mismo. En él se publicitaba otro libro cuyo título me persiguió desde el principio. Cada vez que continuaba mi lectura, el marca páginas me hablaba insinuándose descarado, obligándome a interesarme una y otra vez por todo lo que me transmitían aquellas palabras.

“La luz es más antigua que el amor” resonaba en mi mente cada quince días, cuando mis pies me arrastraban a la biblioteca en busca de  nuevas letras. Pero no disponían del libro en ese rincón vestido de estanterías adornadas con lomos pintados de colores.

Te lo podemos pedir, me decían. Pero mi falta de tiempo pensaba en la de ocasiones que devolvía algunos libros sin terminar de leer por su culpa y decidía dejarlo para otro momento. Pero tal era la fuerza de aquellas palabras que lo terminé pidiendo.

Robé el tiempo a la noche y olvidé parte de mi día a día para poder devorarlo. Porque eso fue lo que hice, comerlo entendiendo cada palabra, cada historia, cada sentimiento, visitando páginas en Internet para saber más sobre Rothko , su vida y su obra. Desgrané las sensaciones de cada protagonista entendiendo el triste sufrimiento que vivieron y del que no escaparon, como el inicio de otro camino que no supieron encontrar.

Bocanegra lo halló cosido a sus palabras, encarnado en la belleza de los instantes. Los sudarios que los pintores protagonizaron, él los utilizó para descubrir que aunque todo en la vida se torne oscuro, aunque los ideales no se logren, esa belleza se agarra a todo y vive, transgresora de la melancolía.

Ensayo, novela, punto de luz en la negrura, lucha por el ideal que al final se halla eternizándose…   En la más simple belleza.

Autor: Ricardo Menedez Salmón






Mark Rothko

viernes, 20 de enero de 2012

Cuando me detengo









Cuando me detengo,
llegan tiempos de reflexión buscada
donde un segundo vivido sabe
a mucho de todo y cuentos de nada. 
Cuando me detengo,
es porque ha sucedido algo
que obliga a unir pie con pie.
Es que si no me paro, seguro sangro. 
Cuando me detengo,
retornan cálidos y sentidos momentos,
donde sentarse a pensar tempestades,
conjunción de desaires o sueños.
Cuando me detengo,
contemplo con asombro mi suelo,
superficie de punto de apoyo
en la que basarse para alcanzar el techo. 
Si mañana decido pararme
es porque debía hacerlo,
a resolver situaciones complejas
que de no curar, vuelven a sangrar. 
Ahora mismo salgo corriendo
de paradas y parones saliendo.
He curado mis renqueantes heridas
y las alas elevo de nuevo.



lunes, 16 de enero de 2012

Reflexión







LA FELICIDAD NO CONSISTE EN REALIZAR LOS IDEALES
SINO EN IDEALIZAR LA REALIDAD.


María Isbert





miércoles, 11 de enero de 2012

Tiritas de paciencia





Impresas cosidas en el blanco papel,
a lomos de miles de escritas palabras
cabalgamos  juntos, mosqueteros los tres,
trotando carpetas y galopando mañanas.  
Más de una lágrima en desespero
a veces se antoja tu suave cara,
como si el río entre piedras navegara
surcando los caminos que te angostan el alma. 
Símil, personificación y metáfora
en castellano rimbombante suenan.
Los minerales y el universo infinito,
la asignatura de natura llenan.
En plástica, las perpendiculares
dueñas del lápiz progresan
y “there is” en inglés se repite
en reiterados montones de frases hechas. 
Porque corre el tiempo en minutos
que no disfrutas, te quejas.
El momento de juego se ha perdido
de tanto leer y palabrear letras.
Asomará el bienvenido segundo
En que dejar los libros en un rincón, puedas
Mientras tanto, paciencia nos venga
en tiritas dulces y pegajosas vendas. 
Paciencia, sí...
¿Quién conoce una tienda donde la vendan?





martes, 3 de enero de 2012

Dolor versus sufrimiento






El dolor.
Esa punzada que te avisa,
cual rayo que cruza el cielo.
Ahí se presenta, encarnando presencias.
¡Aquí vivo!- grita desesperado.
¡Que no me he ido!- acierta a escupir. 
Lo sé.
No dudo que siempre estarás.
Entre los árboles del bosque,
te han permitido las ramas penetrar
en lo más recóndito y en la tenue penumbra,
a mi diaria rutina escondido,
has encendido una ardiente hoguera,
quizá doliente capricho del destino.

Más te hallo, mientras tratas de avivar
esa llama caprichosa cuyo ente
al sufrimiento instalarse busca invitar. 
Lo que no sabes es que entre la espesura,
acierta a brotar la tierna sabiduría,
apagafuegos de húmeda constancia,
creyente de la inutilidad del sufrir.
Es tan claro su servicial sentido
que aunque vuelvas a prenderte
consumirá en lenguas de transparente agua,
tu existencia, tu camino y tu búsqueda sin fin. 

Vivir del ahora, dolor de vez en cuando,
no volverá a arder el bosque entero.
Sólo permito eso, dejo atrás el sufrir.