Al comprar un libro adjuntaron un marca páginas al mismo. En él se publicitaba otro libro cuyo título me persiguió desde el principio. Cada vez que continuaba mi lectura, el marca páginas me hablaba insinuándose descarado, obligándome a interesarme una y otra vez por todo lo que me transmitían aquellas palabras.
“La luz es más antigua que el amor” resonaba en mi mente cada quince días, cuando mis pies me arrastraban a la biblioteca en busca de nuevas letras. Pero no disponían del libro en ese rincón vestido de estanterías adornadas con lomos pintados de colores.
Te lo podemos pedir, me decían. Pero mi falta de tiempo pensaba en la de ocasiones que devolvía algunos libros sin terminar de leer por su culpa y decidía dejarlo para otro momento. Pero tal era la fuerza de aquellas palabras que lo terminé pidiendo.
Robé el tiempo a la noche y olvidé parte de mi día a día para poder devorarlo. Porque eso fue lo que hice, comerlo entendiendo cada palabra, cada historia, cada sentimiento, visitando páginas en Internet para saber más sobre Rothko , su vida y su obra. Desgrané las sensaciones de cada protagonista entendiendo el triste sufrimiento que vivieron y del que no escaparon, como el inicio de otro camino que no supieron encontrar.
Bocanegra lo halló cosido a sus palabras, encarnado en la belleza de los instantes. Los sudarios que los pintores protagonizaron, él los utilizó para descubrir que aunque todo en la vida se torne oscuro, aunque los ideales no se logren, esa belleza se agarra a todo y vive, transgresora de la melancolía.
Ensayo, novela, punto de luz en la negrura, lucha por el ideal que al final se halla eternizándose… En la más simple belleza.
Autor: Ricardo Menedez Salmón
Mark Rothko