La malvada hipotenusa capturó a Pi. Lo agarró por el pescuezo y se metió en su casa. Abandoné el refugio de mi escondite tras el pozo, decidido a recuperarlo. Podía escuchar a la bruja de la vecina despotricando. No podía hacer nada. Me esperaba lo peor. De repente, se abrió la puerta y allí apareció Pi, con medio cuerpo rasurado, pintado de rojo y con un lazo atado en la cola. Mientras lo miraba, me vino a la cabeza la imagen de mi padre cagándose en lo más barrido.
Mi ratón era republicano.
Mi ratón era republicano.
4 comentarios:
Pobre Pi... eso le pasa por meterse con los triángulos. Besitos.
isabel: Jajaja. Algún día te contaré de donde viene la historia.
Muchos besos
Lástima de Pi, que habrá hecho él para merecer eso. Un lacito en la cola? pobre:):)
Un abrazo
Yo creo que Pi no tenía la culpa. Pero su dueño, no se, no se ...
Besitos
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