Mundo, en sueños helados encuentro
una hoja de roble que mi mano transporta.
Como un saborear de terciopelo,
llenas instantes, saciando las horas.
Roró la noche y la barandilla del puente
recogió en su seno transparentes gotas
que congeladas, en cuclillas levantan sus entes
donde deposito al alba la preciada hoja.
Sus bordes cortantes, cristales marcados
brillan cual espejo, desbordante marco
profundizando el sol en penetrantes rayos
que funden el hielo, que rasgan los charcos.
Paladeo el mundo en una hoja de roble
maquillada de cielo, pintada de blanco.
una hoja de roble que mi mano transporta.
Como un saborear de terciopelo,
llenas instantes, saciando las horas.
Roró la noche y la barandilla del puente
recogió en su seno transparentes gotas
que congeladas, en cuclillas levantan sus entes
donde deposito al alba la preciada hoja.
Sus bordes cortantes, cristales marcados
brillan cual espejo, desbordante marco
profundizando el sol en penetrantes rayos
que funden el hielo, que rasgan los charcos.
Paladeo el mundo en una hoja de roble
maquillada de cielo, pintada de blanco.
3 comentarios:
Tu sabes paladear el mundo en cualquier cosa bella.
Faltaría más que no lo hicieras en una hija de roble.
Besos
Qué foto más buena!!!!
Y el poema la acompaña. Pedazo de artista, que calienta con sus palabras el frío helado de este invierno. Besitos.
trini: Bueno, en una hija de roble lo tengo difícil. ¿Cómo serán? Creo que no he visto nunca una.
Jajaja... Bromas aparte, fue una experiencia colosal, no lo sabes bien...
Besos
.................
isabel: Pues la pena fue no haber tenido la cámara conmigo. Y mira que lo pensé antes de salir de casa. Esta la bajé de internet. Imagínate tener una hoja de roble con todos los bordes helados brilando con el sol de frente. Para .... del gusto.
Ejem.
Muchos besos
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