Me
gustaría vivir sin reservar provisiones.
Sintiendo
que por el sendero de la montaña hallo
para
sobrevivir, todo lo necesario.
Pero
me contemplo con la mochila a la espalda
en
la que guardo tiritas para mis temblores
y
vendas para cada vez que de tanto mirar duele.
Para
el instante en el que escucho demasiado
y
para cuando olfatear me irrita del
corazón, la piel.
Quizá
debiera sólo ver, oír y oler,
comer
sin saborear y tocar sin sentir,
pero
sería una gran mentira que me acabaría tragando…
Enseño
mi mochila a diestro y siniestro,
pero
a nadie lo que le pertenece dentro.
3 comentarios:
Más pequeña o más grande, todos tenemos una mochila con la que cargar. El mostrar el interior o resguardarlo es opcional.
Besos
Creo que sí no caminas no llegas a caerte nunca y entonces no necesitaríamos mochila, pero me alegro como tu de sentir, de vivir, aunque a veces duela.
Besitos
Las dos partes de la mochila de la vida, la exterior que todo el mundo ve y la interior solo para algunos.
Besos
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