
Como en otros cuentos nació un niño,
que se crió pescando truchas
y escapando de la escuela por la ventana.
Se arrancó de sus raíces
y halló distinta tierra
dónde sembrar noveles esperanzas.
Mientras trabajaba,
crecieron sus futuros
en otros caminos,
ahora rebosantes de agua.
Sus recientes relatos vivieron
cojeras y temblores,
de inconsistentes delirios
sorderas y reales dolores.
Se le acabó el alba
tras un café con leche y galletas.
Su barriguita llena,
del último verbo, se fundió compañera.