Es fácil criticar,
porque quien critica a otros, no mira dentro.
Fácil cuestionar el afuera,
ya que haciéndolo no hay autoinculpación.
Es fácil dejar cerca desaprobaciones y chascarrillos
para no mirar donde se debe.
Porque el camino difícil
es eso, difícil y angosto
y mientras la facilidad del dejarse llevar
domine las necesidades,
no hay que lavar la conciencia.
Colocar cimientos de sentimiento armado
con buenas intenciones que resistan todo,
estructura de sensaciones,
y correctos y fuertes asientos de fortaleza
dan demasiado trabajo si lo que se busca
es el fácil sosiego y descanso.
Cuando lo bueno es construir,
en armonía de ladrillos y sinfín de intenciones.
Cuando lo fantástico es trabajar
en aquello que conduce a sentirse pleno.
Y sólo hace falta encontrar
lo que nos dirige a esa plenitud.