sábado, 30 de agosto de 2008

Vacaciones

Bueno, como todos los años, me ausento unos días.

A los que me seguís, espero encontraros a la vuelta.

Besos

jueves, 28 de agosto de 2008

Mejor el dragón que mamá



- "Mejor el dragón que mamá” - le dijo.
- ¿Y ella lo sabe? - le preguntó Carlos.
- Quizá. Voy a comer a casa y ahora se lo comentaré - respondió.
- ¡Que te sea leve! – se despidió.

Mientras subía las escaleras, pensaba que no sería tan grave como suponía su hermano, pero al abrirse la puerta se dio cuenta de que ella ya lo sabía. Una mirada llena de reproches y el portazo a continuación, le confirmó el enfado de su madre. Llamó al timbre varias veces sin obtener respuesta mientras exclamaba:

- ¡Sólo es el título de mi nuevo disco!

martes, 26 de agosto de 2008

Entre piedras


"nos"

Caminos rodeados de piedras
son alpargatas de tus suelas.

Mochila al hombro desciendes
después de subir pendientes.

Con tu futuro asido de la mano,
al que ayudas a regresar lo andado.

Encontrada una vida, continúas
en ardid de peleas y bravas aguas,
que entre imponentes picos, escaparse quiere.

Caminas, y tus pasos sigo detrás.


viernes, 22 de agosto de 2008

Sentidos




Abro los ojos, cierro los ojos.
Y en cada parpadeo, siento.

Siento ver, paladeo, cientos de personas
a mi vera rozarse, al lado pasar.

Un helado gotea, trata de caer al suelo,
mas la pericia de una boca
le abre otro camino más certero.

Escucho notas timbradas, gritos, risas
que taladran el oído cuanto más cerca
repican sus alegrías y sus penas.

Y huelo a verano caliente,
cuya catadura trae quemaduras
traídas de bola de fuego ardiente.

Siento sentidos que mis ojos huelen
roce crujiente de aromoso sabor.



martes, 19 de agosto de 2008

¡Manzano!



Cargado de fruto
En la inconsciencia de su crecimiento
Se halla el manzano.

Entre muérdagos verdosos,
Rellano de cierto futuro,
Que a casa traerá relleno el frutero.

Carnoso estallido de jugo en la boca
Del hurto de mi mano al árbol.
Lengua libidinosa retorciendo en deseo colmado,
Trozos compactos de manzana verde.
Muerdo, araño su piel con los dientes
Y grito al espacio y a quien quiera oírme:

¡Manzano, manzano, manzano!

lunes, 18 de agosto de 2008

Realidad



ACEPTADA LA REALIDAD,

LA VIDA RESULTA MÁS FÁCIL.

jueves, 14 de agosto de 2008

Entre buitres



Soy un pedazo de goma. Podían haberme utilizado como de bolsa o mezclado con otra cantidad más grande de materia haber sido una caja de cds. Al final, me dieron las características esenciales para ser un pedazo de goma de color azul, dispuesto para llenar de ilusiones la vida de los niños.


Un globo, si. Mi vida es relativamente corta pero muy intensa. Después de elaborarme colocaron en mi superficie logotipos, letras, propaganda. Al terminar el proceso de manufacturación, salí de la fábrica rodeado de otros cientos de globos, colegas, todos metidos en bolsas hasta nuestro lugar de destino. Espachurrados, goma contra goma, mientras esperábamos ansiosos conocer cual sería el destino que nos aguardaba. A algunos nos inflaban para dejar que nuestros hinchados cuerpos se despidieran de la superficie de la tierra, volando por el alto cielo entre nubes, para después, cuando se nos terminaba el gas, caer como lo hacen las heces de los pájaros que no tienen impedimento para seguir volando excepto por el cansancio que pudieran albergar.

Hace poco que me han inflado, al inicio de las fiestas del pueblo y me han llevado al momento en que comienzan los eventos que duran siete días. Al verme muchos niños, vinieron corriendo detrás de mis compañeros y yo mismo, deseosos de poseer alguno.

La chica que nos trasladaba no paró hasta llegar al mismo centro de la marabunta de gente esperando el cañonazo.

Al detenerse, sucedió algo curioso. Los que nos vieron a su lado, se comportaron como si fueran buitres, aves de rapiña. Todos alrededor, nos sujetaron, nos agarraron esperando llevarnos con ellos. La chica no podía defenderse, llevaba todos los globos sujetos con esas cintas que se utilizan para llevar los teléfonos móviles. Comenzaron a llevarse los globos con violencia, sin importar a quien hacían daño.

Desde mi posición, sentí gran impotencia, sobre todo al observar a unos pocos niños llorando, alzando sus manitas. Sobretodo, me fijé en uno al que su madre protegía con los brazos diciéndole que se olvidará del globo. El pequeño gritaba reclamándome y ella alzaba la voz, aludiendo a la poca vergüenza que tenían los buitres. Porque eso eran, buitres.

Sólo quedábamos tres globos en la mano de la chica y los tres ya sujetos, por las manos de sus futuros dueños. Entonces apareció un chico del grupo que organizaba el reparto y obligó a uno de los buitres a soltarme. La madre del niño que lloraba le miró, pero no se atrevió a decir nada, aunque se que por dentro gritaba que me diera al pequeño. Y como si le hubiera leído el pensamiento, aquel chico se lo dio. Continuó llorando un buen rato, casi media hora y su madre lo abrazaba llorando también.

Me paseó orgulloso por toda la ciudad, contento y feliz.

Me he desinflado en su habitación, el gas se ha ido. Pero me han llenado de aire y alubias. Parezco unas maracas.

Mi vida es corta pero muy interesante. Me inflo y me desinflo y ahora, en las manos de un niño, hago ruido.

domingo, 10 de agosto de 2008

Tierno gorila


Gorila




Lince ibérico


"nos"

Haces como que no miras, pero me ves.
Tras el cristal vacías de hojas
esa rama que en la mano transportas.

Todavía en aclimatación, como en su día
el lince tras las rejas semioculto,
en todo su esplendor luce conjunto,
macho y hembra, entre hierbas ronronean.

Te escondes entre hojarasca de rico sabor
y ante ti, acuclillo mi osamenta.
Observarte a tu nivel, tierno gorila,
llena de realidades ahora mi salida.

La próxima vez que venga a verte,
espero encontrarte a cielo abierto,
para sentirte loco de sensaciones plenas
cuando tu pelo acaricie el alocado viento.

jueves, 7 de agosto de 2008

Para ser con sólo vivir



Perdí la noción de los días, de las semanas, del tiempo. No volví a pedir que me llevaran de vuelta al jeep. Parecía inútil, y además estaba sucediendo algo. Obraban de acuerdo a un plan. Pero era evidente que en aquel momento no se me permitía saber de qué se trataba. Continuamente ponían a prueba mi fuerza, mis reacciones, mis creencias, pero yo no sabía la razón, y me preguntaba si personas que no sabían leer ni escribir tendrían otro método para evaluar los progresos de sus alumnos.

¡Algunos días la arena se ponía tan caliente que yo olía literalmente mis pies! Chisporroteaban como hamburguesas friéndose en la sartén. Cuando se me secaron las ampollas y se endurecieron, empezó a formarse una especie de pezuña…


… Empecé a apreciar mi capacidad de recuperación tras una noche de sueño, en lugar de darla por supuesta, y el hecho de que en realidad bastarán unos pocos sorbos de agua para apagar la sed, así como toda la gama de sabores desde el dulce hasta el amargo. Durante toda mi vida me habían estado hablando de seguridad en el trabajo, de la necesidad de construirse un parapeto para protegerse de la inflación comprando bienes raíces y ahorrando para la jubilación. En el desierto la única seguridad era el cielo infalible de amanecer y ocaso. Me asombraba que la raza más insegura del mundo según mi criterio no pareciera de úlceras, hipertensión ni enfermedades cardiovasculares.

Empecé a descubrir la belleza y la armonía de toda la vida en las más extrañas visiones. En un nido de serpientes, unas doscientas quizá, cada una con un diámetro del tamaño de mi pulgar; zigzagueaban entrando y saliendo como si dibujarán la superficie de un jarrón ornamental de un museo. Siempre he detestado las serpientes, pero entonces las veía como necesarias para la supervivencia de nuestro grupo de viajeros, y criaturas tan difíciles de aceptar cariñosamente que se han convertido en objetos del arte y la religión. Nunca hubiera concebido la idea de sentir impaciencia por comer carne ahumada de serpiente y mucho menos cruda, pero llegó un momento en que ocurrió. Aprendí que el agua aportada por cualquier alimento puede tener un valor precioso…


…Algunas noches nos tumbábamos en el suelo formando un único círculo para conseguir un mejor uso de nuestras pieles, pues el apiñamiento parecía mantener y transmitir el calor del cuerpo con mayor eficacia. Cavábamos hoyos en la arena para echar dentro ascuas ardientes y luego arena por encima. Colocábamos en el suelo la mitad de las piles y nos tapábamos con la otra mitad. Los huecos se compartían de dos en dos. Todos los pies se juntaban en el centro.

Recuerdo haber escudriñado el vasto cielo, con las manos apoyadas en el mentón. Notaba la esencia de la maravillosa gente que me rodeaba, pura, inocente y afectuosa. Aquel círculo de seres vivientes en forma de margarita, con fuegos diminutos entre cada dos cuerpos, constituía sin duda una asombrosa visión para quien nos observará desde el espacio.

Parecía que se tocaban tan sólo con los dedos de los pies, pero día a día aprendí que su conciencia había estado en contacto con la conciencia universal desde siempre.
Empezaba a comprender por qué sentían sinceramente que yo era una Mutante, y yo era igualmente sincera en mi gratitud por la oportunidad de despertar que me concedían.

Extraído del libro Las voces del desierto de Marlo Morgan.

EGO-AMOR



CUANDO CRECE TU AMOR, APARECE MI EGOISMO.
CUANDO ASOMA TU EGO, HA DE AUPARSE MI AMOR.

lunes, 4 de agosto de 2008

El perrito




Aquel perro había nacido enfermo. Sus patas delanteras no crecían al ritmo de las traseras y resultaron atrofiadas. Podía haber sido desahuciado pero lo recogieron y cuidaron hasta que creció.

Lo he conocido hace poco, en un paseo junto al mar, recorriendo las curvas que ese gran dueño de la costa ha permitido construir al ser humano.

Allí iba aquel perrito acompañado de su dueña y de otro perro. Y como corría. En sus patas delanteras le habían colocado un artilugio del que colgaban dos ruedas en paralelo, todo ello sujeto con cinchas al cuerpo del animal.

Iban delante y nosotros admirábamos a aquel pequeñito, al que la dirección se le desviaba tenía que corregirla continuamente. Parecía que corría de un lado al otro de la acera, pero su movimiento se convertía en breves quiebros que le hacían volver a la dirección que deseaba. Nos adelantaron ya que la dueña y quien la acompañaba pedaleaban en bicicleta. Cuando llegamos a alcanzarlos, se habían detenido y le estaban retirando al perrito las cinchas.

Continuamos camino, dejándolos detrás y disfrutando de otras maravillas. La costa. Un mar que acaricia en un torbellino de corrientes las grises rocas que el hombre ha depositado en sus orillas. El monte. Un manto verde que la envuelve entre hierba, arbustos y árboles. El sol. Apoyando en la superficie del mar su reflejo dorado…

A la vuelta los volvimos a encontrar, abajo, en las rocas. Allí estaba el perrito, subido a una roca en la misma posición en la que estaría un canguro, mientras las olas le lamían las patas traseras.
Su vida convertida en agua, ese agua que se adapta a todo recipiente en el que sea trasladada, como la vida de aquel perrito. Y que seguro está disfrutando.
¡Había que verlo dando saltitos!

viernes, 1 de agosto de 2008

Entre remolinos



Cierro los ojos y vuelvo a abrirlos,
rodeada de agua.
Agua que me envuelve, agua que me mima.

Andas correteando a mi alrededor,
entre las rocas que nos protegen de la marea,
donde hallamos un mundo de pequeños sueños,
Mejillones entre algas mientras se esconde un cangrejo
al llevar mi mano al agujero donde descansa su cuerpo.

Remolinos creados por la acción del salabardo,
Que arrastra y recoge lo que encuentra al lado.
Gritas, pequeño juguetón en aire descontrolado
al comprobar en cada pase lo que al cubo traigo.

Me robas la red comenzando a agitarla,
Metiendo en el agua tus anhelos de plata
y retornas en gritos, los rizos al viento
cuando elevas a lo alto tu especial contento.

Saltan las quisquillas en el cubilete rojo,
peces transparentes y cangrejos cojos.
Te acerco a mis sueños, alma de mi alma,
que disfrutamos juntos al despertar el alba.