miércoles, 6 de febrero de 2008

Fantasías


En la parada del autobús, algo llama su atención asustándole. En un primer momento, parece que alguien, se ha caído del balcón. El color rojo de una tela flota en el aire junto a la fachada de ladrillo desviando sus ojos del periódico. Hasta que se da cuenta de que sólo es un vestido, el corazón ha agolpado sangre en aumento de latidos, pero con los segundos y la conciencia más despierta, se asienta en la realidad, mas ésta cambia de situación a la más mínima jugada de la mente.

La caída de un vestido sin cubrir un cuerpo, incorpóreo, danza un baile inconstante sin ofender a nadie levantándose la falda con descaro de mostrar sus adentros. Los pliegues se suceden en un mar de olas desviando atenciones. Cae, se desliza entre caricias de viento y delirio de suspiros. La pinza, que se ha quedado prendida en el recoveco entre el cuello y el hombro, no acierta a comprender donde se halla. Siempre controlando la situación, recogiendo costuras húmedas sobre colgantes cuerdas, vuela hoy con el vestido arrebatado de las manos de su dueña por un descuido.

Es de la vecina, sin duda, la tela que se arrebuja con los vaivenes de Eolo, la tela que descarada muestra, sus reveses y etiquetas. Y ahí que se asoman en los surcos de los sesos y de los bajos fondos, los más deseados instintos del libidinoso observador de la encarnada prenda. Tiene florecillas azules el vestido, el vestido de color rojo.

Tan ensimismado en sus fantasías se halla, que el conductor del autobús, que lleva allí un minuto, cansado de esperar a que suba, decide arrancar y marcharse a continuar su ruta. Se da cuenta y en el momento de levantarse para salir corriendo a ver si recupera su medio de transporte, hocica en el suelo, cayéndosele el periódico a la vez, convirtiendo la acera en un remolino de hojas de papel perdiendo las letras, mientras el vestido continúa su exquisito baile de florecillas.

Con la fantasía viajando a otros lares, la nariz dolorida y el diario perdido, se pierde también el dinero que tiene que pagar para coger un taxi con el que llegar a la hora al trabajo.

Si ya dicen, que más vale pájaro en mano, que ciento volando.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso texto, mucha imaginación... así le ha ido al pobre. Sus gotas de humor en una narración tan liviana. Besos.

Trini Reina dijo...

Eres única para describir cosas de diario que para otros, menos sensibles, pasan desapercibidas.
Un bonito texto. Un placer leerte.

Besos

http://poemasdeshanna.blogia.com

Yuria dijo...

Hola.
Me gusta tu estilo de contar, tan literario.

(Soy amiga -reciente, pues recientemente abrí mi pequeño blog, de Julio- y por sus links y comentarios te he descubierto.
Pasa si quieres por casa. Yo, volveré a leerte a ti.
Besos.

@Intimä dijo...

Coincido con Trini eres única en describir lo cotidiano.
Un simple tendedero y para ti un mundo al descubierto jeje.
Besitos-

julio-entuinterior dijo...

Muy original el relato, de verdad. Yo, si hubiera sido ese espectador, también hubiera perdido el bus, porque soy de un alcagüete que no veas jajaja.

Un beso

Ojo de fuego dijo...

isabel: Gracias. La verdad es que no ha venido por nada en especial. Es que a mi cabeza le gusta jugar.
Besitos
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Trini: Bueno, no me saques flores. Sólo un poquito de imaginación, nada más. Lo único que tenía escrito era :" Caída de un vestido sin cuerpo". De ahí ha venido el resto.
Besitos
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yuria: Cuando pueda me pasaré. Muchas gracias por visitarme. A Julio, hace tiempo que le visito y es un verdadero placer.
Besitos
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Darilea: Pues no era el tendedero, sino la idea de un vestido flotando en el aire, lo que ha provocado lo que he escrito. Me alegra de que te guste.
Besitos
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Julio: Ja,ja,ja. Seguro que es por alcahuetería? O por qué te imaginas a la vecina?
Ja,ja,ja...
Muchos besos