jueves, 22 de noviembre de 2012

La luz roja


 
 
 
 
 
 
 
 
Abro los ojos y frente a mí, observo una luz roja. A mi derecha, un poco apartada. El resto está oscuro.

El único sitio en el que exijo oscuridad es mi dormitorio. La necesito total y absoluta para conseguir horas de descanso plenas. La luz me despeja llevándome a explorar todo mi entorno.

Cierro los ojos pero me percato de que algo no funciona. La luz roja no está en su lugar. El teléfono descansa a mi izquierda y si no recibo las llamadas desde su terminal, se enciende la luz roja. Pero la luz roja no se encuentra a la izquierda. Parpadeante, indica su presencia mientras la observo interrogante.

Me pregunto si estoy soñando porque la sensación es extraña. Estoy tumbada boca arriba en la cama y al extender mi brazo derecho encuentro el vacío. Después repito la operación con el izquierdo. Entre las sábanas, a mi lado, mi pareja duerme.

Entonces, seguro que algo no está como debiera y haciendo poco tiempo de que con la oscuridad presente, me he caído de la cama por no haber controlado el espacio, me detengo.

Mi pareja debería dormitar a mi derecha y la luz roja tendría que vigilarme a la izquierda. ¿Estoy dormida? ¿O sueño? Llevo los brazos por encima de mi cabeza, hacia atrás y el vacío me sorprende. ¿Dónde está la cabecera de la cama?

Busco concentración entre el caos que me rodea porque lo que más me preocupa es el hecho de que me pueda caer de la cama. ¡Menudo costalazo me supuso!

Vuelvo a tocar a mi pareja y entonces me doy cuenta de que estoy tocando su pierna. Estoy girada ciento ochenta grados en la cama. Con sumo cuidado, me incorporo y me doy la vuelta. ¡A saber que habré estado haciendo para terminar así!

Me apoyo en la almohada… Buenas noches.
 
 
 
 
 

5 comentarios:

José Manuel dijo...

¡Qué sensación de angustia! el perder la orientación dentro de la oscuridad.
Un buen texto, felicidades.

Besos

Unknown dijo...

Me tuviste "con el Jesús en la boca " desde que comencé a leer. ¡Muy bueno !! ¡Enhorabuena !! besos de luz.

Trini Reina dijo...

Niña, que tomaste antes de acostarte?
:):)

Si es que hay noches que...

Buenos días:)
Besos

Juan Pardo dijo...

La oscuridad nos sumerge en un caos de emociones y miedos que finalmente se diluyen cuando la luz nos rescata y redime de ella.Un abrazo.

Ojo de fuego dijo...

José Manuel: La verdad es que en lo único que pensaba era en no caerme de la cama... Angustiada no, desorientada, un poco.

Besos
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maría del carmen nazer: Me alegro que te gustará. A veces me suceden cosas extrañas, aunque supongo que alguna de esas nos pasa a todos.

Besos
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Trini: Jajaja. Pues imagino de lo que muchas noches. Para terminar un yogur o una fruta. Últimamente al yogur le echo serrín(salvado de avena). Igual me transformo...

Besitos
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Juan Pardo: En este caso la oscuridad era de desorientación que tenía. A ver como me movía si sólo encontraba situaciones discordantes...

Besos