miércoles, 18 de junio de 2014

La mochila


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Me gustaría vivir sin reservar provisiones.
Sintiendo que por el sendero de la montaña hallo
para sobrevivir, todo lo necesario. 
 

Pero me contemplo con la mochila a la espalda
en la que guardo tiritas para mis temblores
y vendas para cada vez que de tanto mirar duele.
Para el instante en el que escucho demasiado
y  para cuando olfatear me irrita del corazón, la piel. 
 

Quizá debiera sólo ver, oír y oler,
comer sin saborear y tocar sin sentir,
pero sería una gran mentira que me acabaría tragando… 
 

Enseño mi mochila a diestro y siniestro,
pero a nadie lo que le pertenece dentro.
 
 
 
 
 
 

3 comentarios:

Trini Reina dijo...

Más pequeña o más grande, todos tenemos una mochila con la que cargar. El mostrar el interior o resguardarlo es opcional.

Besos

Brisa dijo...

Creo que sí no caminas no llegas a caerte nunca y entonces no necesitaríamos mochila, pero me alegro como tu de sentir, de vivir, aunque a veces duela.

Besitos

José Manuel dijo...

Las dos partes de la mochila de la vida, la exterior que todo el mundo ve y la interior solo para algunos.

Besos