Dentro

Miro dentro.
Miro dentro y sigo mirando.
Continuo por el mismo camino que antaño.
No demasiado vetusto que son sólo pocos años.

Pocos pero intensos, escasos pero sanos,
En los que encontré cerca que lo lejos estaba buscando.

Miro dentro y sigo mirando.
Y en cada amanecer de rasgadas pinturas,
Rosa, tibia y anaranjadas,
Deslumbra un halo de sol y sombra
Cuyo engaste en mi pecho guarda
Cálido abrazo de lluvia y sonrisa ancha.

Miro dentro y sigo mirando.
Porque conseguí hallar un día dentro,

lo que fuera estaba buscando.

El columpio

"nos"

Silla voladora del espacio transparente,
transportadora de los más bellos sueños.

Te encuentro en lo alto del parque
y te sujeto, bien ceñida al cuerpo.
Te elevan en vaivén de vueltas,
adultos y niños en sucinto aposento.

Surcan los culos, vuelan las nalgas
creando en el aire, enamorado viento
que roza la cara y me acaricia el pelo,
deleitando a la mente lo que ofrece este asiento.

Abro los brazos, y la realidad del momento,
me obliga a gritar, me corta el aliento.
Columpio entre largas cadenas sujeto,
Amante viajero de los más bellos sueños.

Amatxo

A veces me siento dentro de ti,
o soy tú, repetida.
Y te entiendo tanto que me duele.

A veces me desgarra recordarte,
pero no debo olvidar cada instante
en que pasea por mi mente tu yo.

Y lloro, por no haberte comprendido,
y río en cada esquina, por hallarte
entre la vida de blancos recintos y estrechas calles.

Triste y extraña, alocada y risueña,
ama de mi mañana, de mi presente tarde,
tu niña contigo en la noche sueña,
tu enseñanza al día… Amatxo, madre.

El agua fluye

Ha llovido tanto que el agua se desborda.
Entre piedras baja cristalina, torrente.
Uniendo sus gotas, la acarician helechos
asomando un hilo que se rompe luego
para retornar a perlas mojadas cayendo.

Al lado, se halla la fuente que volcará
lo que nadie recoja
por el agujero del sumidero
que desemboca en el mar.

El agua fluye.

Espectáculo y desafío.

Mientras camino entre la gente, mis pies se afianzan en lo que deseo. Mis actos han creado escuela y escucho voces: ¡Tú puedes! ¡Ánimo! ¡Venga! Subo el peldaño y me enfrento a mis miedos. Coloco las hojas cargadas de melodía en el atril, deslizo la banqueta hasta gustarme donde está situada y me siento. Mi pie derecho busca el pedal adecuado y mis huellas acarician las maderas del piano.

Me llama “Memory” y yo la persigo. Mis dedos la buscan entre la espesura de escalas que con el do del sombrero inicia su marcha. Comienza a sonar suave, deliciosa…

Pero una nota decide irse de fiesta y ahí comienza la lucha. Mis manos se van a otro mundo, es como si no quisieran encontrarse ahí. Tiemblan, se rebelan, no puedo controlarlas y lo antes parecía fácil se transforma en demasiado esfuerzo. Como el viento que mueve las ramas de los árboles contra su voluntad, mis manos no responden a mi deseo, se mueven por libre. Pero no abandono, lo sencillo sería dejarlo y, al final, mal o bien termino la partitura.

Se desgañitan a aplaudir, porque se valora el esfuerzo que saben hago, cada vez que salgo al escenario a tocar el piano. Mi profesora siempre me dice que “menudos ovarios tienes”.

Yo lo único que pienso es qué demonios tengo que hacer para no exigirme tanto.

Ilusión

"nos"

¿Cómo se dibujaría un pensamiento?
Con un lápiz o con la punta de una emoción.

¿Y un sentimiento? Sujetándolo por el talle,
Pudiera obligarle a doblarse y atando con un lazo el cabello
mover la cabeza en vaivén de color.

¿Y una ilusión? La oportunidad de un cardo sobre una mesa,
O una voz en el aire que te pregunta cómo vas
Y que habla sobre si misma compartiendo yo esto y yo aquello.

Ilusión que se pregunta si dejar que vea la luz,
una flor plateada que dormita en el fondo de un cajón.

Pompa de jabón

"nos"

Eres amada, pompa de jabón
en la mirada del niño cuyos sueños
ven reflejados sus rutilantes deseos
entre tus delirios de grandeza.
Porque por ahí divagas en alas
en supuesto pájaro que no eres,
en arco iris suspendido en el aire
por plumas cuya forma no tienes.

Cálida pompa de jabón exquisita,
envuelves al aire en recogido encuentro,
estirado o esquivo, en espuma calado
al instante te esfumas y te muestras extinta.

Mueres en cientos de gotas volando,
mientras otra en arrastre asoma vida.

Ahora me toca a mí.

Ahora me toca a mí.

Encontrarte en tu rabia,
ahora me toca mí.
Saber con sólo mirarte como te sientes,
ahora me toca a mí.
Acariciarte cuando quieras
y no tocarte cuando lo desees,
ahora me toca a mí.
Sentir que tengo que dejarte sólo
o seguirte al necesitarlo,
ahora me toca a mí.
Acompañarte en tu desespero,
al arrancarte ese dolor cobarde
quejidos y lamentos del cuerpo,
ahora me toca a mí.

Escuchar y cuidarte,
aconsejar sin obligarte,
para que encuentres descanso
entre sábanas, mantas y cojines.

Ahora me toca a mí amarte.