jueves, 16 de julio de 2009

El pecio




Me desenvuelvo en el pecio. El agua que circula por los radiadores, se escucha como si se tratara de una fuente. Hasta se pueden cerrar los ojos y relajarse, tal es el sonido que ofrece. Las antenas de los talkies, inmóviles, ofrecen distintas perspectivas según me muevo por el lugar. En algunos rincones, los ventiladores giran sus aspas desbordando agradable aire que cohibe al calor. Algunas paredes aparecen vacías y otras están saciadas de notas y carpetas.


Un helicóptero y una cabeza disecada de un jabalí y una botella con algún líquido que vete a saber que es sobre un armario. Buzones que guardan papeles ocultos. Los ordenadores son la presencia indiscutible que nos mueve a los peces. Bajo las miradas, se esconde el teléfono rodeado de cables y un equipo de música que, a veces, suena.


Y tras el cristal semi cubierto, nos observan mientras nos movemos en el interior de la pecera.



2 comentarios:

Trini dijo...

Quién nos mirará? desde dónde? con qué intención?...

Besos desde le pecio, distinto paisaje, pero lo mismo...

Besos

Ojo de fuego dijo...

Al final todos tenemos nuestro pecio particular, donde nos movemos, donde trabajamos, donde transcurre parte de nuestra existencia.
Y si nos miran y no gusta, que miren para otro lado.
Besitos, guapa