martes, 8 de enero de 2013

Esa línea tan fina













Recuerdo cuando era pequeña…

Mi padre nos llevaba a mi hermana y a mí al monte, a recoger musgo y cortezas de árbol para hacer el Belén. Llevaba a casa la mesa de camping y forraba la parte de abajo con papel de regalo para que no se le vieran las patas.

El celofán azul era agua viva bajando de la montaña y terminaba durmiendo en una pequeña laguna en la que nadaban dos patitos. El musgo nos traía suave verdor oliendo a tierra fresca cuya esencia destacaba al borde del camino. Las cortezas rugosas de los árboles conformaban la estructura del portal que albergaba a la familia del bebé recién nacido. El pan rallado, arena del camino, se pegaba a los pies de los pastores y los camellos que transportaban a los Reyes Magos. La harina lo pintaba todo de blanco nuclear y las luces escondidas bajo el pozo y a los pies del portal llenaban de emoción aquellos días de Navidad.

Cuando me casé, mi compañero, poco amigo de tanta historia, tuvo que lidiar con lo que había. Ya se podía poner como quisiera. Hice mi primer Belén de barro y después lo pinté. El musgo artificial y el corcho junto con el pan rallado y el papel de plata, me siguen acompañando y sé que lo harán siempre.

Con los años, mi pareja terminó regalándome un Belén mexicano y después de conseguir meterle el espíritu navideño e iniciar él la costumbre, es ahora mi hijo el que adorna el balcón con luces que hacen que parezca una discoteca.

Pero el que me acostumbró a sentir esa alegría y ese espíritu navideño, ya no quiere vivirlo así. Este año he pasado la Nochebuena, el día de Navidad y el de Año Nuevo sin mi padre, por decisión suya. A pesar de saber que no tenemos ningún problema en llevar todos los bártulos a su casa para hacer la cena, como llevamos haciéndolo hace años, su manera de vivirlo este año, ha sido esa. Hemos estado juntos en Nochevieja y el día de Reyes, pero ha sido por causa mayor. Se quedaba sólo.

Y ahí entra esa línea tan fina que hay entre el amor y egoísmo. Y sé que no he de cuestionar el ego de mi padre, porque si lo hago, lo siento desde mi propio ego y terminaría enfadada, cabreada y molesta con él. Tengo que verlo con el amor de haber respetado su decisión y terminar por aceptar que esa parte de mi vida con él se ha terminado. Los porqués, abandonarlos y sentir que todavía tengo muchos momentos para compartir con él.

Aunque su decisión me haya aportado tristeza…
 
 
 
 
 

5 comentarios:

Unknown dijo...

La vida es así, amor. Está hecha de penas y alegrías . La vejez es difícil de transitar. Te lo digo por experiencia propia. Quédate con el recuerdo de los pesebres armados con tu papá. Guarda en tu corazón el regalo maravilloso que te hizo, posibilitar que ese ritual se convirtiera en un legado generacional. Perdónale esta última decisión. Tal vez necesite estar en soledad con su alma. Guárdate la felicidad de tantos años y compártela con tus seres amados. Eres un ser luminoso. Que Dios te guarde. Muchos besos de luz.

Trini Reina dijo...

No debes de tomártelo a la tremenda. Los mayores se cansan de tanta fiesta y eligen quedarse tranquilos en su casa. Este año mis padres no querían celebrar nada y casi los hemos arrastrado a hacer lo mismo que todos los años. No sé si el año que viene insistiremos tanto. Aunque según baja este enero, me alegro de haber estado todos juntos...

Besos

José Manuel dijo...

Con los años todos nos vamos cansando de estas celebraciones llamadas "Navidad", pero que al final siempre terminamos cediendo y lo venimos celebrando como todos los años. No le des más vueltas a la decisión de tu padre y respetala, quedandote con el bello recuerdo de lo que te enseñó, es la mayor riqueza que podemos atesorar en nuestro corazón.

Feliz Año
Besos

Calma en días de tormenta (Darilea) dijo...

Las Navidades días de unión y de soledades que se sienten más presente aun en compañía. Besitos y feliz año

Ojo de fuego dijo...

maria del carmen: Gracias por tu consejo. No tengo nada que perdonarle porque lo que ha decidido, ha sido dentro del respeto y del entendimiento que hay entre los dos. Sé que he de continuar esa sensación tan bonita que tengo en Navidad y ahora más que nunca con él, perpetuarla durante todo el año, por si acaso...

Besitos
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Trini: Sé que he de continuar trabajando para poder disfrutar con él muchas sensaciones, que se repetirán a lo largo del año, pero si que hay algo que se queda como en el aire. Hasta la próxima Navidad...

Espero que tu situación familiar se mejore...

Besos
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José Manuel: Me quedo con todo lo que he vivido con él en Navidad aunque no quiere decir que no me aporte tristeza. Que en la vida aunque hay rosas también hay espinas...

Cada día es una oportunidad de poder compartir momentos con él...

Besos
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Oréadas: Quizá son momentos en los que te acuerdas más de lo que falta, pero también hay que disfrutar lo que te rodea...

Besitos