lunes, 14 de enero de 2008

Entre mis brazos


Abandonado entre mis brazos como un chiquillo pequeño,
Comprendo lo que nunca te di, que siempre ansíe de ti.
Ocultos los deseos y rotos los anhelos
en amargura desembocó el alma,
Ni te entendía, ni tú lograbas averiguar la desazón, aturdida y errante.
Allí estaba el silencio, el gran pecado que asesinaba
En inanición, la promesa de un mañana,
amante de caricias encontradas.
Silencio, pecado infernal que dominaba el miedo ladino y astuto
De decir lo que rumiaba el alma, en camino unido por sendero puro.

Duerme y sacia tus entradas en calidez adornada de plata,
Piel abierta que porosa amanece,
tibieza colorada entre roces de sábanas.

5 comentarios:

Lidia M. Domes dijo...

El silencio... aveces se disfruta...
a veces oculta lo que no se sabe cómo decir...

Bellas letras...

Lidia

Anónimo dijo...

A veces las relacionse se complican cuando las expectativas no coinciden. El desgaste de la incomprensión puede llevarnos a un silencio que no arregla lo que nos frustra. Son momentos para hablar entre sábanas, para mirarse e intentar comprender. Precioso tu texto. Besos.

julio-entuinterior dijo...

Entre roce de sábanas... A ser posible de hilo :))

Un abrazo

Ojo de fuego dijo...

lidia: El silencio es astuto, pero bello en muchas ocasiones. Complicado romperlo, deshacerlo cuando hay miedo.
Un abrazo
................
isabel: Si que se complican. Sólo cuando se quieren arreglar las cosas es cuando se siente que hay una reciprocidad para intentar comprenderse.
Muchos besos
..................
julio: Prefiero las de algodón, pero del bueno que no rasca.
Un abrazo

julio-entuinterior dijo...

Quría decir de algodón, jajaja