viernes, 20 de noviembre de 2009

El puzzle




Le regalaron un puzzle de 5.000 piezas. La imagen asemejaba un pergamino sobre el que estaban pintados varios personajes de la Biblia. Alrededor y encima de ellos se distribuían estrellas. Por un lado San Marcos, por otro Judas, Mateo y algunos más.

El dibujo estaba encajado en un recuadro que fue la base para empezar a montarlo. Después vinieron otros colores, los rojos de las capas, los rojos de los vestidos, el azul del cielo, el azul de las capas, el azul de los vestidos, los tonos brillantes de las estrellas cuya proximidad formaba constelaciones, el verde de las capas, el verde de los vestidos, el tono rosado de las carnes y el gris de los cabellos y barbas.

Poco a poco fue tomando forma y cuando termino con la parte central comenzó con los dos laterales del puzzle, lo que propiamente pertenecía al pergamino. Los costados fueron fáciles al poder seguir el dibujo de la tapa. Una hoja antigua, llena de marcas, pero después hubo que dedicarse al espacio que quedaba entre esos bordes y el comienzo del dibujo. Era como si le hubieran echado una pátina color crema, lisa y sin protuberancias, pero aquella superficie estaba dividida en cientos de piezas del puzzle.

Las reunió por formas. Primero las que tenían hueco arriba y abajo y salientes en los costados. Luego las que tenían salientes arriba y abajo y hueco en los costados. Después las que tenían huecos en los cuatros lados. Así sucesivamente trató de colocarlas, una por una.
Pasaron meses y a éstos les siguieron los años. Cambió de domicilio y dividió el puzzle en trozos tan grandes como la caja donde habían venido encerrados, separándolos con folios blancos. Cuando consiguió sacar un poco de tiempo después del traslado, volvió a montarlo sobre la mesa que usaba para dibujar y trató de terminarlo. Nada de lo que intentaba daba resultado y los dos trozos vacíos en los costados del puzzle adquirieron protagonismo. Cada vez que le pasaba el polvo a lo ya montado, se quedaba mirando aquellos espacios en los que nadaban algunas piezas del anterior intento.

Siguieron pasando meses y años hasta que un día, el aburrimiento de ver que si no buscaba una solución el problema persisitiría, le obligó a tomar una decisión drástica. No consultó con nadie.

Entre el recuadro del dibujo y el hueco que faltaba por terminar sólo estaba la separación de una columna de piezas. En la tabla sobre la que se apoyaba, marcó donde terminaba. Encoló lo que estaba montado y cuando se secó la cola retiró el puzzle. Cortó la tabla por la marca y volvió a colocar el dibujo. Las piezas que sobraban las tiró.

Ya no volvería a intentar montarlo, ya no trataría de entender porque había piezas que no encajaban, ya no perdería su tiempo imaginando posibles alternativas para completarlo.

Pegó el puzzle a la tabla, compró unas maderas y le hizó un marco que después barnizó. Le colocó dos escarpias y lo colgó de la pared.




4 comentarios:

Isabel dijo...

Hay cosas en la vida que mejor tratarlas así... besos.

Trini Reina dijo...

Yo diría que ha llegado a la cúspide de la madurez. Madurez mental que no física, que conste:)

En serío, a veces es mejor cortar por lo sano y quedarnos con lo bueno y, sino olvidar, al menos evitar que el mal nos contagie.

Besos

PD: Me voy a pedir lara Reyes un puzzle, este año:)

Anónimo dijo...

¡Que buena alegoría!
Interesante en sí misma, ya que despierta curiosidad por saber el desenlace. Y muy buen resultado, porque nos dejás pensando en mucho más...
¡Cariños!

Ojo de fuego dijo...

isabel: Pues creo que si. Es difícil tomar esas decisiones pero a la larga son las mejores.
Besos
..................

trini: Lo que deberíamos hacer sin dudarlo con muchas cosas en la vida. Lo que pasa es que somos tan cabezotas que no nos gusta dejarlo pasar y la verdad es que así te quitas de muchos problemas... De muuuuuchoooosssss.
Besitos
.................
lauri: Pues me alegro que te guste. Ni pensé en una alegoría ni en nada. Sólo decir que ese puzzle existe, existió ese vacío entre sus piezas y el momento de atajarlo por lo sano. Sólo queda que pienses si hablo de un puzzle de verdad o de otra cosa... Jajaja.
Besitos