miércoles, 11 de noviembre de 2009

Mª Luz




Hace unos cinco años que decidí tener un poco de tiempo para mí. Destiné parte de los ahorros mensuales para traer a una persona que me quitase un poco de trabajo en casa. Al principio mi pareja no estaba muy conforme pero según ha pasado el tiempo, se ha convencido de que vivíamos demasiado encajonados en las obligaciones del día a día.

Se llama Mª Luz. Destaca por su simpatía, su amabilidad y su saber estar. Creo que desde el principio nos entendimos muy bien. Tampoco tiene una jefa demasiado exigente, todo hay que decirlo, con que me quite un poco de trabajo me vale. Con el tiempo, nos hemos convertido en amigas, aunque nos vemos poco. Hay semanas que por mis turnos de trabajo, no la veo. Es pequeñita, con el pelo cobrizo y con unos preciosos ojos azules que le llenan la cara, aunque lo que más me gusta es su franca sonrisa.

De sus labios he escuchado sus andanzas por la vida, su divorcio, lo que ha peleado por salir adelante sin más luchas que las de su trabajo y las de sus dos hijos. Y no lo ha tenido fácil. Se quedó huérfana de madre muy niña y en aquellos tiempos, los orfanatos estaban de moda. Ella y sus hermanos terminaron allí, aunque en el presente están muy avenidos.

Muy detallista. El peque siempre tiene un regalo de cumpleaños acompañado por una tarta y a mí me ha deleitado con un frutero decorado con una servilleta de floreadas amapolas que me traje de un viaje y algún que otro búho que corre a comprar cuando se cruza en su camino. Por mi parte, me pierdo cada vez que voy de viaje buscando sellos para su colección. Tiene algunos de París, de Innsbruck, Barcelona, Tenerife…

Quiere y se hace querer. Me ve corriendo de un lado a otro y me dice que me relaje, que ya recoge esto o aquello, pero yo no puedo evitar ordenarlo todo para que ella pueda hacer lo que necesito que haga. Y cumplidora. Se organiza y unos días será una cosa y otros, otra, pero entre las dos lo tenemos organizado.

Últimamente ha estado un poco nerviosa. Mientras uno de sus hijos preparaba su boda, el otro rompía su relación de pareja después de cuatro años. El ir y venir, ahora se van los dos de golpe y de repente uno vuelve.

Ella me cuenta y yo la escucho. Yo le cuento y me escucha ella, pero nunca nos habíamos salido de esos momentos en mi casa.

Hace dos meses aproximadamente me llevé una de las sorpresas más grandes que podía recibir por su parte. Me pedía consejo, me pedía que la acompañara a escoger su vestido de madrina. Nos marchamos una mañana de compras. Se probó un vestido precioso, parecía una muñeca con sus zapatitos de tacón. Pero junto con el abrigo le parecía demasiado caro y decidió no comprarlo. Miramos más tiendas pero no terminamos de encontrar otro que le gustara.

No pude volver a acompañarla y se recorrió varias tiendas con una sobrina comprando al final otro precioso vestido, con un bolso, zapatos de tacón y una chaqueta. Estaba entusiasmada y como la invité un día a tomar café, apareció con toda la ropa para enseñármela. Se cambió en mi dormitorio y apareció como una princesita de cuento, fina y elegante. Me contó que su hermana le había dejado unos pendientes y su sobrina otros pero que no terminaban de convencerla, así que ni corta ni perezosa, con una idea aproximada de lo que quería, me recorrí varias joyerías hasta encontrar lo que me pareció ideal. No me permitió dejar hacerle ningún detalle a su hijo, así que le tocó a ella. La vi muy apurada cuando lo recibió pero tengo muy claro que cuando alguien se lo merece no hay lugar a dudas.

Hace poco se ha casado su hijo. Dos horas antes de la ceremonia, me llamó a casa para preguntarme donde tenía que ponerse el novio la flor, si en el ojal de la solapa o en el bolsillo. La verdad yo no lo sabía, pero sentí de nuevo algo especial.

Acudí a la ceremonia. No podía evitar verla vestida otra vez tan bonita. Cuando terminó la ceremonia me acerqué al altar y mientras iba a la sacristía a firmar, cruzamos nuestras miradas. Yo no quería molestar y fue ella la que se acercó a saludarme. Sus ojos brillaban. Nos dimos dos besos y me marché…

El primer día después de la boda me lo contó todo. Los nervios, la ceremonia, la comida, el ramo de flores que le entregó su hijo…

Para mí ha sido un orgullo muy grande que me eligiera para escoger su vestido de madrina, que viniera a casa a enseñármelo, que me llamara para preguntar lo de la flor en el ojal… Ella me agradeció que fuera a la ceremonia… Se lo dije claro… Para verte, MªLuz, para verte.

Sólo me queda darte las gracias. Miles de gracias, Mª Luz.

6 comentarios:

Trini Reina dijo...

Que bonita historia.

Sabes? durante un tiempo, algo así como siete años, yo fui como Marí Luz y también tuve amigas.jefas como tú:) Y no veas cómo se agradece.

Besos

Anónimo dijo...

Qué hermosos relato, y más hermoso aún por ser real. Dos personas que se aprecian, que a lo largo del tiempo, respetuosamente por la posición en que se encuentran, se van conociendo y mostrándose tal cual son una a la otra. Amistad, en su más pura expresión. Emoción, provoca leer tus palabras cargadas de cariño y agradecimiento.
Te leí varias veces en los comentarios en el blog de Julio; en particular me gustó el último, donde hablás de tu balcón y los gorriones, y me vine ¡volando! a visitarte.
Ha sido un gusto!!!!! Saludos...Lauri

Unknown dijo...

Es curioso, una se vincula y hace amistades, en los lugares y con las personas mas insospechadas...

.. de todas formas tener una buena amistad, es algo muy importante, respetando cada una... sus espacios y su libertad.

... Enhorabuena.

Un beso

@Intimä dijo...

No olvidemos nunca que dentro de una persona por humilde que sea se esconde un corazón.
Besitos.
Pd: Me gustó leerte.

Isabel dijo...

Mira que es difícil encontrar alguien así, con quien generes esa corriente de confianza. Me alegra que la tengas. Besitos.

Ojo de fuego dijo...

trini: Pues yo también estuve igual que Mª Luz y como tú y no tuve esa suerte. Igual por eso aprendí quien no quería ser.
Besos
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lauri: Pues muchas gracias por tu visita. Y gracias también por tu emoción. Creo que es especial darse cuenta de lo que se tiene alrededor, que a veces no nos percatamos.
Y a los gorriones... Me encantan. Es una historia de cuando yo era niña. Ya he cambiado las flores en el balcón y ahora lo tienen un poco más complicado pero seguro que encuentran un rincón para revolcarse.
Besos
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estrella altair: Pues si que es difícil encontrar una buena amistad, eso te lo aseguro. Las personas tenemos nuestras vidas y dedicar tiempo a otros... En fin. Es lo que hay.
Besos
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darilea: Ni humilde ni nada. Muy grande, Daril. Má Luz es muy grande.
Besos
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Isabel: Yo creo que como todo. Si tú das esa confianza, la recibes. Bueno siempre hay que dar con la persona adecuada. Y tú eres de esas...
Besitos, guapa