
Pudiera no hacerse. Me refiero a no pensar, o sea, a dejarse llevar por lo que la vida suena, sin más, sin tratar de escudriñar sus orígenes, su pasado. Pero hecho así, se anula la conciencia y seríamos todos autómatas programables que continuaríamos el camino sin rebeldía, sin pena ni gloria. Movilidad porque hay que avanzar y aceptar las normas de la supervivencia que nos imponemos. No hay pasión.
¿Y en la búsqueda? Si se decide formatearlo todo, llega un análisis exhaustivo, casi perfecto, compartido con momentos de claridad hallada tras el trabajo. Es bueno, preciso, certero. Pero... ¿y la pasión? ¿Dónde queda?
Aparece en pequeñeces impensables, en lo que provoca observar a una abeja sobre una flor, escuchar el trino de un pájaro o la caricia de una ráfaga de viento decidida a colarse entre los rizos del cabello. También se presenta en la terrible existencia de la muerte, en un llanto desconsolado, en grito apasionado, en un ataque de risa, en movible baile...
Allí no hay pensamiento. Allí las emociones son las señoras de un todo completo y tan intenso que llena esos espacios vacíos que habitan en cualquier alma, les hace levantarse de la mesa, y deshacerse en espiral de caracolas. Allí llega ella, desenfrenada, apasionada, y loca, muy loca...Pasión, pasión, pasión.
¿Y en la búsqueda? Si se decide formatearlo todo, llega un análisis exhaustivo, casi perfecto, compartido con momentos de claridad hallada tras el trabajo. Es bueno, preciso, certero. Pero... ¿y la pasión? ¿Dónde queda?
Aparece en pequeñeces impensables, en lo que provoca observar a una abeja sobre una flor, escuchar el trino de un pájaro o la caricia de una ráfaga de viento decidida a colarse entre los rizos del cabello. También se presenta en la terrible existencia de la muerte, en un llanto desconsolado, en grito apasionado, en un ataque de risa, en movible baile...
Allí no hay pensamiento. Allí las emociones son las señoras de un todo completo y tan intenso que llena esos espacios vacíos que habitan en cualquier alma, les hace levantarse de la mesa, y deshacerse en espiral de caracolas. Allí llega ella, desenfrenada, apasionada, y loca, muy loca...Pasión, pasión, pasión.