domingo, 11 de marzo de 2012

Esas mujeres






Esas mujeres, nuestras madres y abuelas, que han conocido la vida que iba a vivir desde niñas. Algunas analfabetas, otras justo empezando a leer, tuvieron que dedicarse a trabajar para poder ayudar a sus familias. Unas cambiando pañales a sus hermanos, otras cosiendo, algunas faenando en la huerta entre frutas y verduras y atendiendo a los animales.

Esas mujeres cuyo único futuro consistía en casarse y parir hijos, para continuar cambiando pañales y cuidar de que la existencia de los demás fuera más fácil, porque eso es lo que se esperaba de ellas. Levantándose temprano para que su marido siempre tuviera el pañuelo planchado y el traje de los domingos preparado para ir a misa. Y entre partos y cazuelas se les iba la vida, corriendo a saltos, hasta quedar relegadas a alguna visita algún domingo que otro.

Y entonces se hallan sintiendo que no tienen a nadie quien cuidar y no saben cuidarse a ellas mismas. Desconocen lo que darse un mimo, tener un capricho donde encontrarse a sí mismas.

Hoy por hoy muchas lo consiguen, acuden a talleres de autoestima y organizan merendolas donde se reúnen con la empanada, la tortilla y la tarta. Y hablan y se desahogan y comparten momentos e inquietudes que quizás no podrían compartir en otro sitio. Y se quieren, dando paso a la diversión en vez de a la obligación, al derecho en vez de al deber. Porque en esta vida, cuando el amor pasa a ser una obligación, deja de ser amor. También hay que recibir, no sólo dar.

Me han parado interrogándome. Que les cante, me piden. Mi profesora de piano, mi gran cómplice. A una semana vista, no nos da tiempo de preparar nada nuevo. Con lo que tenemos habrá que arreglarse.

Entre otros leen uno de mis poemas. La primera vez.

La primera vez que me paran para pedirme que cante. Mi primera vez.

Se desgañitan a aplaudir y es como sentirse en el cielo. Frente a mí,  Tina está llorando. ¿Sabes? Me encanta haber cantado delante de ti, tú que tanto me has dado.  Mi suegra sale corriendo, se sube al escenario y me da un beso. Todo el mundo nos da las gracias por las emociones surgidas. Cuentan con nosotras para la próxima…

El momento, lo siento y sonrío. Por todo lo que me están dando esas mujeres, por lo que estoy recibiendo. Pero ahora no tengo que guardar ninguna compostura y lloro también. Tendría que tomaros una a una de la mano y daros las gracias a todas, sin olvidarme de ninguna.

Ha sido un riesgo maravilloso…



5 comentarios:

Trini Reina dijo...

Un riesgo que ha resultado genial.

Sí, esas mujeres merecen todo y aún más de lo que en toda su vida recibirán.

me gustaría haber estado allí y verte y aplaudirte.

Besos

Unknown dijo...

Vaya que beso mas rico y que entrañable situacion de amor, real, cotidiano.. sincero.. que te llevas en tu corazón..

Un beso tambien sincero de mi para ti.

Anónimo dijo...

Estupendo blog,me ha encantado el post, muy hermoso. Te doy follow enseguida, abrazos :)

Juan Pardo dijo...

Maravillosa entrada.Mujeres como ellas se lo merecen todo.Han dado mucho amor en tiempos difíciles.Todo un merecido homenaje tu emotiva entrada.Gracias siempre por tus palabras.saludos.

Ojo de fuego dijo...

trini: Pues a mí me hubiera encantado que estuvieras allí y regalarte mis canciones...

Besos.
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estrella: Ha sido una experiencia fantástica. No sabes bien lo gratificante que ha sido, lo que me he alimentado...

Besos
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princesa gitana: Pues me alegro de que te guste mi blog. Espero tener tiempo para pasearme por el tuyo, aunque no tengo mucho tiempo...

Besos
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Juan Pardo: ?Sabes lo que me resulto más triste? Que entre tantas mujeres sólo estaban tres hombres. Me causa tristeza que ellos no sepan estar a su lado cuando cuando se les reconoce el esfuerzo, cuando ellas deciden darse ese capricho hacia ellas mismas...

Besos
V