miércoles, 21 de enero de 2009

El piano


"nos"
Creo que es importante encontrar algo que nos haga trabajar la paciencia. Lo que sea es lo de menos. Pero entiendo que hallarlo es primordial, para parar, parar relajar tensiones, para conseguir que a pesar del ajetreo diario, haya un momento para ese relax. Y además, ayuda en la rutina, en un sinfín de momentos.

Durante un tiempo me dio por los puzzles, pero terminaba uno y tenía que empezar otro con lo que suponía tener el sitio para colocar el anterior. De aquella época todavía me queda uno de cinco mil piezas que adorna una de las paredes del trastero.

Después comencé a tejer, bufandas, jerséis, chaquetas, gorros a todo hijo viviente alrededor. Todavía me queda alguno danzando por ahí, pero después de nacer mi hijo, el tiempo se hizo protagonista y tuve que dejarlo.

Leer no me proporciona paciencia. Me gustan las novelas. Laboriosas, con multitud de personajes, líos e historias pero la lectura es rápida, intrigante, con deseo de llegar a la última página.

Con anhelo de muchos años, llegó sin saber la paciencia que me iba a proporcionar. Porque con él no puedo tener prisa, me hace ir a su ritmo, no al mío. Me obliga a parar, a detenerme, leyendo notas y signos. Cada nueva partitura es como una semilla que me hace comenzar con calma y que necesita toda la tranquilidad del mundo si quiero conseguir tocarla como me gusta que suene: Redonda. Es un camino lento, que cumplirá en breve seis años y a pesar de que las piezas que toco ahora son más complicadas que al principio, el trabajo es el mismo.

Lentitud para casar la melodía que lleva la mano derecha con los acordes o arpegios de la mano izquierda. Una y otra vez, lectura de la numeración de los dedos hasta conseguir memorizarlos. Subir y bajar la intensidad del sonido, velocidad a la que hay que interpretar. Acertar con precisión el momento de levantar el pie del pedal para después volver a pisarlo, a fin de no mezclar notas y no perder los tonos.

Las teclas acariciadas con las manos me ofrecen satisfacción y sobre todo una enorme paciencia.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojo de fuego...Obama, mi querido amigo desconocido y lejano, es la esperanza para todos nosotros.

En resumen, el jueves 29 de enero de entrar en un hospital para la cirugía ...
Esperamos que bien. Dicen que es de ruedas

Le doy las gracias por su amistad
Nino

Lidia M. Domes dijo...

Interesante tu forma de trabajar la paciencia...

No se me hubiera ocurrido... es que a mi me obligaron a estudiar piano de chica y no le veo gracia...

En un tiempo aprendí algo de la paciencia pelandoarvejas... o poniendo toda la atenci´´on en la preparación de la comida para la familia...

A mi me fue útil, aunque no es tan sofisticado, ni necesita una inversión suprema, como un piano...

Que lo disfrutes!!!

Un abrazo!

Lidia

Anónimo dijo...

Te pareces a mi, siempre buscando algo para relajarme, aunque al final acabo por "obsesionarme" jajajaja

Sería incapaz de entenderme con el piano o, con cualquier instrumento musical.
Me alegro de que te vaya tan bien en tus clases.

Besos y música

julio-entuinterior dijo...

Pero ¡¡ojo con agotar la paciencia de los vecinos!! :) si es que tienes pared con pared.

Cualquier día nos cuelgas en el blog una melodia compuesta por tí :)

Un beso

Ojo de fuego dijo...

nino: Obama... Ojala que lo sea. Por lo menos es distinto, es distinto.
Espero que todo vaya muy bien.
Besos
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lidia: Jajaja. Te pasa lo mismo que a mí con el acordeón. No veas la tirria que le tengo.
Lo del piano, primero fue el hecho de aprender a tocar, pero ahora es lo que me ayuda en tomarme las cosas con calma. Me ayudar a parar.
Besos
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trini: Bueno... Lo único que llevo mal son las audiciones, pero al fin y al cabo solo son dos al año, así que no es para tanto, y además me ayuda a enfrentarme a mis miedos, aunque siempre la acabo cagando.
Que le voy a hacer.
Besos
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julio: Bueno, es un piano electrónico, aunque da el pego. Y uso cascos por la noche, así que nadie se entera. Nunca me ha dado por grabar lo que toco... Igual un día me da la neura.
Besos