miércoles, 28 de enero de 2009

Muerte de una flor


Es hermosa y frágil,
encontrada entre esplendores
de una especie en deslumbrante añil.

¿No la ves?
¿Acaso no te fijas en su cuerpo?
Ahí está inmóvil, bella,
esperando el final que han precipitado
delirios de deseos y grandeza.

Arrancada como otras, hallará su cuna y caja
en un jarro acristalado de aspirinas colmado,
comida que no alimenta,
languidez de alma que no cesa.

¿No la ves?
Cada día que pasa, sus pétalos
buscarán besar la tierra
de la que nació entre luz y sol,
mientras muere ahogada en un vaso de agua
una pequeña y tierna flor.


3 comentarios:

Trini Reina dijo...

No soporto el olor de las flores marchitas. Y qué tristeza ver sus pétalos agonizando.

Besos

Anónimo dijo...

Queremos agarrar esa belleza, queremos, egoistamente, guardarla para nosotros, y sólo conseguimos matar lo que no pertenece más que a la Naturaleza. Besos.

Ojo de fuego dijo...

trini: Pues a mi tampoco me gustan. Prefiero disfrutarlas en vivo, mientras las acariacia el sol y la lluvia.
Besos
.................
isabel: Es que a veces queremos lo que no nos pertenece. Plantas y plantas, flores y flores, pero vivas y vivas...
Besos