
Cuando me columpio, me columpio.
Porque no decirlo.
Sigue llegando gente y empiezas a pensar
que igual no hay sitio para todos.
Así que uno dice: No te preocupes,
que si no hay sitio me voy.
Y yo digo: ¡No! ¡Ya se irá este otro!
Y lo digo estando este otro delante
y resulta que este otro se sienta a mi lado
y me da charla mientras cenamos.
Le llamaré el día de su cumpleaños
y seguiré pensando que menuda metedura de pata
que me he pegado.
Ha dado tres vueltas enteras
y la cadena, acortada, se sigue moviendo
mientras yo me balanceo.
Igual para él sólo ha sido un chiste,
como otro de tantos que se inventa,
pero para mí ha sido, una gran columpiada.
Porque no decirlo.
Sigue llegando gente y empiezas a pensar
que igual no hay sitio para todos.
Así que uno dice: No te preocupes,
que si no hay sitio me voy.
Y yo digo: ¡No! ¡Ya se irá este otro!
Y lo digo estando este otro delante
y resulta que este otro se sienta a mi lado
y me da charla mientras cenamos.
Le llamaré el día de su cumpleaños
y seguiré pensando que menuda metedura de pata
que me he pegado.
Ha dado tres vueltas enteras
y la cadena, acortada, se sigue moviendo
mientras yo me balanceo.
Igual para él sólo ha sido un chiste,
como otro de tantos que se inventa,
pero para mí ha sido, una gran columpiada.
2 comentarios:
Pues si te columpias, lo admites y encima puedes sentirte bien, es fabuloso. Pero nunca te columpies demasiado, que marea. Muaaa.
isabel: Yo siento que me he columpiado, pero el susodicho no lo siente así. Es que no nos compenetramos... Que le vamos a hacer. La próxima lo sentiré yo por dentro pero no moveré un dedo a no ser que lo soliciten.
Soy tan como soy, que soy como soy...
Besitos
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